martes, 1 de julio de 2008

Esa gran amiga (la felicidad).

A menudo nos preguntamos cuál es la clave de la felicidad, cómo podemos conseguirla, cuál es la clave del éxito y cómo evitar el fracaso y la frustración. Quizá las respuestas a estas preguntas estén en algo tan cotidiano como el cambio o más bien cómo lo aceptamos. La vida, como sabemos, está en continuo cambio y de hecho toda tu vida puede cambiar en cuestión de segundos.Comenzamos nuestra vida social (y es que el 90% de la alegría tiene un motivo social) en el cole o los más privilegiados en la guardería. Y… ¿quién no ha soñado alguna vez con volver al colegio? Ahora nos parece que esa época estuvo llena de felicidad y que todo era más fácil, no había responsabilidades y nos dedicábamos únicamente a pasar el rato con nuestros compañeros y a aprender; sin embargo lo más seguro es que en el cole ya lloráramos nuestro primer desengaño amoroso, o tuviéramos nuestras diferencias con los amigos y seguramente nos quejáramos por la falta de libertad que todo el mundo quiere cuando es adolescente. Pero, ¿qué hubiera sido de nosotros si aún tuviéramos aquella “mano amiga” de los profesores que siempre estaban ahí tanto en terreno “escolar” como personal si no hubiéramos ido más allá hasta aprender a aprender?Un buen día nos encontramos con una situación imposible de esquivar: acabar con una relación sentimental. Esta vivencia nos puede conducir hacia la dependencia emocional, alteración del humor básico y nos puede llevar a refugiarnos en algo que fue, pero que ya no es o por el contrario puede conducirnos a conocer a otras personas, enriquecernos con sus aportaciones, experimentar cosas nuevas…
Y quizá la vida nos lleve algún día (o ya nos ha llevado) a lugares diferentes donde podemos residir solo físicamente teniendo permanentemente en la cabeza el lugar del que venimos o vivir completamente en un lugar nuevo que nos ofrece nuevas posibilidades. Y como dice Sabina “que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”, podemos quedarnos con el buen sabor de boca del pasado pero no tratar de vivir en él.
Otro hecho inevitable son las modificaciones de nuestra imagen física con el paso de los años. Cuando seamos mayores tendremos arrugas y con ellas vendrá el gran dilema fruto de la creciente importancia que tiene en la sociedad actual la belleza física y que es posible gracias a los avances en cirugía estética ¿borramos la belleza de nuestros gestos fosilizados, signo de todas las experiencias que hemos vivido, huella de nuestras mil y una sonrisas, de enfados y gestos propios o aprendemos a vivir felices con el cambio?A propósito de la belleza física, decir que la felicidad tiende a somatizar.
Los cambios son inevitables, cambiamos de pareja, de trabajo, de ciudad, cambiamos de actitud ante las cosas invariables, cambia nuestra imagen, la imagen que proyectamos a los demás y la que tenemos de la gente que nos rodea. Se trata pues de cómo aceptamos y vivimos estos cambios. He comentado acontecimientos de la vida que nos han sucedido o nos sucederán a todos y posibles maneras de afrontarlos: unas te anclan al pasado y otras te impulsan hacia el futuro y aunque muchas veces decimos que cualquier tiempo pasado fue mejor, esto se debe a que nuestra memoria elimina los malos recuerdos que no nos hacen aprender, las situaciones adversas que hemos tenido y que no nos enriquecen, que únicamente nos causan dolor. Así que cualquier tiempo pasado no fue mejor… fue diferente.

1 comentarios:

PereER dijo...

Que bonito.. no cambiaría ni una sola palabra, lo sabes. Siempre fue y será diferente, bueno, malo, mejor o peor, no lo sabemos, pero diferente.

Qué forma de empezar! :)

Ya me cotnaras Ainho..

Pere